A pesar de que la mitad de las personas afectadas por VIH/Sida son mujeres, menos del 30% de los estudios que se realizan sobre VIH analizan variables específicas de las mujeres.
El siguiente artículo ha sido publicado por Jano, una revista sobre información actual de las novedades científicas mundiales.
Menos del 30% de los estudios que se
realizan sobre VIH analizan variables específicas de la mujer, una cifra
"no todo lo amplia que sería deseable", según las conclusiones
presentadas en una jornada de trabajo del programa educativo 'SHE', que
cuenta con el apoyo de Bristol-Myers Squibb (BMS).
Las mujeres presentan el doble de
riesgo que los hombres de contraer el virus durante una relación sexual.
Además, también existen diferencias por sexos respecto al
comportamiento del virus en sangre o el efecto de la medicación
antirretroviral. Con niveles semejantes de marcadores bioquímicos, la
mujer es más "vulnerable" y tiene mayor probabilidad de que la
enfermedad progrese más rápidamente. Asimismo, y dado que los
tratamientos están menos estudiados que en los hombres, algunos efectos
secundarios se manifiestan de forma distinta.
"Las mujeres tenemos una composición
corporal diferente, lo que influye en la dosis farmacológica y en la
seguridad y tolerancia a largo plazo", ha asegurado la doctora Celia
Miralles, especialista del Hospital Xeral Cies de Vigo (Pontevedra),
quien lamenta que esto "no se tiene suficientemente en cuenta".
Según esta experta, el componente
sociocultural también influye en el curso de la enfermedad, ya
que "cuando las mujeres no cumplen la terapia se debe normalmente a que
están más preocupadas por el cuidado de su familia, actúan bajo el miedo
al estigma y, en general, les cuesta más acudir a la consulta para
hablar sobre ello", apunta esta experta.
Para evitar esto, el programa SHE
cuenta con un programa médico que analiza la situación de las mujeres
con VIH, identificando aquellas áreas que precisan más investigación o
mejoras en la atención de estas pacientes en términos de cuidados en
general y del tratamiento antirretroviral en particular.
Entre los elementos clave, incorpora
datos actualizados de la situación de la mujer ante el VIH, que abarcan
la etapa infantil, la adolescente, la de potencial maternidad, la de
menopausia y la edad avanzada, para así dar respuesta a cuestiones como
qué debe saberse en relación con la terapia anitirretroviral.
En suma, y como apuntan los
impulsores de esta iniciativa, la prioridad del programa es lograr que
la mujer con VIH pueda mejorar su calidad de vida, especialmente
mediante un diálogo eficaz y abierto con los profesionales sanitarios,
aprendiendo también a saber cómo comunicar su condición de infectadas o,
si fuera preciso, cómo sacarle el máximo partido a los servicios
sanitarios.
Ver original: ARTÍCULO JANO
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